martes, 5 de octubre de 2010

Reseña de textos


Perteneciente a una primera serie de bocetos, el "Prefacio Paratextual" es un politexto en base a las referencias de Lewis Carroll, Deleuze y Leibniz, en tanto constructores de un modelo de creación serial, a la vez convergente y acumulativo, como divergente y reduccionista. Juego que, en boca de Tortoise (la tortuga lógica que charla con Aquiles) y Mock (la histriónica que hace lo suyo con Alice), permite una cierta construcción autónoma de un ensayo, no sin descuidar la exigencia que imprime Carroll como creador serialista. El paratexto completo, puedes verlo en la edición VERTEDEROS DE LA MEMORIA Nº 3, de próxima circulación (Ediciones Santiago de Nueva Extremadura, 2010).

El Desdichado, de Gérard de Nerval. traducción propia.

I. El Desdichado.

Soy la tiniebla – el viudo – el inconsolado
Príncipe de Aquitania de la torre clausurada:
mi sola estrella muerta ha – y mi laúd constelado
tiene el negro sol de la Melancolía.


En la noche de tumbas, tú que has consolado
volviéndome al Pausilipo y el mar de Italia
la flor que agrada tanto a mi corazón solitario
en las parras o ramilletes como rosas se alían.


¿Soy Amor o Febo? ¿Lusignan o Biron?
Mi frente esta roja de besar a la reina;
sueño en la gruta o nada la Sirena…


Y he atravesado dos veces, invicto, el Aquerón
modulan, de uno al otro, sobre la lira de Orfeo
los suspiros de la Santa y los gritos de las Hadas.

CAPÍTULO 24.

Veinticuatro vueltas apenas si la primera trázace oválica…
en ella vibra un tenue movimiento,
casi inaudito
antes y después del presente; acontecen
figuras y colores,
perfumes y espejismos,
cual si de una ebria copa
desprendiese un hedor sonoro,
y ello, detuviésemos en el curso limitante…

Nada se responde al menos, pues
allí desde crece la interrogante cósmica
para quienes
sin merecimiento alguno, dábale La Divina
un acceso oblicuo a la palabra.
Invierno 2010.

Los Carneros del Conocimiento



L`Autre Mont

La noche había llegado hasta quedarse,
llevándose consigo la ilusión de la alegría.
En su lugar a cambio, a manos llenas
nos ofrece el pálido reflejo de la ausencia.

Oigo a lo lejos
los prolongados gritos del dolor más punzante.

Fueron convocados a esta fiesta
los demonios espectrales – racionales:
calamares, carroñeros y octopucios
al alero de esos vampirescos piojos.

Oigo a lo lejos
los prolongados gritos del dolor más punzante.

Se cumplía sin obstáculo el mandato
elevándose edificios geometrales;
perfecciones constructivas solitarias
donde pie humano no ha de pisar

Oigo a lo lejos
los prolongados gritos del dolor más punzante.

Sabíamos cuán poco tiempo nos quedaba
la traición pintada en nuestros rostros.
Ni mejores ni peores, al contrario:
somos simple pestilencia en el Océano.

Oigo a lo lejos
los prolongados gritos del dolor más punzante.

Cual reflujo amarillento del infante
vuelve a levantarse aquella escena.
La noche había llegado hasta quedarse,
sustrayendo el olvido y la alegría.

Oigo a lo lejos
los prolongados gritos del dolor más punzante.