CAPÍTULO 24.
Veinticuatro vueltas apenas si la primera trázace oválica…
en ella vibra un tenue movimiento,
casi inaudito
antes y después del presente; acontecen
figuras y colores,
perfumes y espejismos,
cual si de una ebria copa
desprendiese un hedor sonoro,
y ello, detuviésemos en el curso limitante…
Nada se responde al menos, pues
allí desde crece la interrogante cósmica
para quienes
sin merecimiento alguno, dábale La Divina
un acceso oblicuo a la palabra.
Invierno 2010.
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